Tener claro el norte

Tener claro el norte

Vivimos tiempos convulsos y extraños, y no me refiero al confinamiento, a la capacidad de contagio de Covid-19 o a su índice de letalidad, temas sobre las que disponemos de tan amplia y variopinta información que nos sentimos inermes y, en el fondo, profundamente desinformados y en manos de unas élites gobernantes que, me da la impresión, están tan atónitos y desnortados como la propia ciudadanía. 

Y, es que, en los últimos años, hemos creído que nuestro acceso ilimitado a todo tipo de información, de opiniones expertas, sensatas o insensatas, ciertas, falsas o medio ciertas, nos situaba en el cénit de la invencibilidad humana, tanto a nivel individual como a nivel de especie. Éramos capaces de todo.

Pero no era así. Un bichito insignificante y minúsculo – probablemente lo veremos más insignificante cuando lo miremos en unos años a través de los lentes del tiempo-, ha puesto en jaque a la humanidad. O tal vez esta se lleve poniendo en jaque a sí misma hace décadas y el bichito solo haya sido la espoleta. No lo sé, pero de veras creo que lo que estamos viendo estos meses tiene que ver mucho más con la estupidez humana que con ese bichito de marras.

Mucha información, demasiada, pero nos ha faltado capacidad crítica, hemos perdido el hábito de la reflexión profunda más allá de dejarnos llevar por las tendencias y la inercia de la masa. Hemos perdido el Norte. El Norte para construir juntos un sistema económico integrado en nuestro entorno natural, que se mimetice con el planeta, que cuestione el antropocentrismo que ha guiado la actuación del ser humano durante siglos y que considere a la propia humanidad y a los sistemas económicos que esta ha ido construyendo como algo que tiene que ser una parte armónica con el entorno. El Norte para dotarnos de una gobernanza verdaderamente global con aplicaciones radicalmente locales.

La actividad económica de cualquier tipo, tiene que priorizar la dignidad humana, el respeto profundo a las libertades, la igualdad de oportunidades y la justicia social en un entorno que se mimetice con el planeta que nos acoge y en el que, tal vez por la evolución, por la fortuna, por el destino o por lo que sea, hemos sido invitados a vivir.

Se dice que el mundo Post Covid-19 será un mundo en que la globalización tal como la hemos conocido, andará de retirada. Yo, la verdad, es que ya no sé qué decir ni qué creer, pero tal vez sea un buen momento para recordar que estamos en época de celebración de uno de los principales hitos de la historia de la humanidad: el Quinto Centenario de la primera vuelta al mundo Magallanes-Elcano. Un antes y un después que abrió definitivamente el orbe a los intercambios culturales, comerciales y de todo tipo entre los diferentes pueblos que lo habitan.

Ese primer hito de la globalización fue protagonizado por pueblos ibéricos, a los que el conjunto de naciones, debería hoy estar eternamente agradecidos. Un puñado de hombres y sus líderes que, con información muy escasa y no siempre exacta, pero con un espíritu indomable, una gran capacidad de adaptación y teniendo muy claro siempre cuál era su Norte, consiguieron, a pesar de los sufrimientos y de las muchas bajas padecidas, establecer rutas estables para el comercio y los intercambios y demostrar, finalmente, que la tierra era redonda.

La gesta de Magallanes, Elcano y sus hombres es una gesta que debe inspirarnos hoy. Tener el Norte claro, tener capacidad de resistencia y adaptabilidad, es tan o más importante que fiarlo todo a la información y a las reglas de comportamiento. Por eso, en estos momentos convulsos, no hay que dejarse arrastrar por el ruido y hay que centrarse en lo que importa. Y lo que importa hoy es aprovechar esta ventana de oportunidad que nos ofrece el desconcierto causado por nuestro bichito preferido para dar un empujón definitivo hacia una economía más sostenible y social.

El hecho de poder reunirnos, presencial o virtualmente, para presentar propuestas que aceleren la deriva social de la actividad económica, es en sí una gesta. Sabemos cuál es nuestro Norte, tenemos capacidad crítica y sabemos navegar en mares revueltos diferenciando el ruido de la esencia y utilizando solo la información justa y necesaria, porque lo importante de veras es saber cuál es el Norte.

Reunirnos para debatir sobre una etapa en la que la globalización no solo se detiene sino que se intensifica y se vuelve más humana y colaborativa, para intercambiar ideas que permitan crear o potenciar empresas que aborden de lleno los problemas sociales y medioambientales de las diferentes comunidades en las que organizamos nuestro tránsito por este planeta, que abran el debate sobre formas creativas de financiar el crecimiento de esas compañías que tienen que transformarse en un plazo de tiempo lo más corto posible, en los nuevos campeones que sustituyan a las empresas tradicionales centradas más o menos exclusivamente en la consecución de beneficios.

Reunirnos para innovar en la economía, para innovar en lo social.

En este mundo, monopolizado últimamente por los trendingtopics, y por el pensamiento de masas, tener claro el Norte y tener una sana actitud crítica y resiliente, como mostraron los navegantes del primer viaje alrededor del mundo, te permite centrarte en lo que verdaderamente importa.

Ni Magallanes ni Elcano, sospecharon nunca las históricas consecuencias globales que conllevaría su gesta y supongo que nosotros deberíamos ser más humildes y no buscar tan elevadas comparaciones, pero tal vez sí podamos establecer algún paralelismo. Si en estas circunstancias, damos un impulso decidido a la innovación económica y social para acelerar un cambio radical en nuestras economías, la próxima vez que la humanidad deba enfrentarse a una nueva pandemia, o a alguna catástrofe, del tipo que sea, tendremos una economía más justa, equilibrada y saneada, más integrada en el medio ambiente y estaremos muchos mejor preparados para afrontar la adversidad.

Siempre, como la primera vuelta al mundo nos recuerda, lo importante es tener claro el Norte.

Marcos Eguiguren

Socio de SingularNet y director general de la Alianza Global para una Banca con Valores.