Artículo Francisco Ruiz

¿Tradición Versus Innovación?

El buen capitán hace navegar su viejo barco con los vientos nuevos

Leo en una nota reciente de la agencia Europa Press que AGNYEE se suma al Congreso Internacional de Innovación Social, me pregunto cuál es el punto de unión de ambos proyectos. Los objetivos de la asociación AGNYEE , quedan suficientemente definidos en su acrónimo: Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles, es decir el estudio y divulgación de la historia de aquellos hombres de antaño que, con unos medios que hoy nos hacen temblar, se lanzaron a un emprendimiento que asombra a todas las generaciones con los hechos que sucedieron. En este punto, debo aclarar que excepto para los nuevos bárbaros que, por su ignorancia y odio a la civilización, hoy destruyen las estatuas de Colón y las de otros grandes personajes cuyos hechos son un hito de la humanidad hacia el conocimiento, el progreso y la civilidad de los pueblos. Estos navegantes y exploradores son parte de la tradición que conformó el espíritu de Europa en los siglos siguientes, poniendo a estas naciones a la cabeza de todos los demás pueblos de la Tierra. Un honor que hoy en día es puesto en duda, vituperado porque a los ojos del hombre actual destacan más las injusticias que los logros alcanzados. Pero qué le vamos a hacer, cada vez hay más gente que cree que nuestros antepasados cazadores-recolectores se equivocaron cuando se hicieron campesinos asentándose en poblados para cultivar alimentos. Los hay que se resisten a la innovación por los siglos de los siglos.

Por otra parte, cuando consulté internet sobre este “Congreso de Innovación”(simpleza mía al teclear solo estas palabras para la búsqueda) me aparecieron decenas de páginas sobre congresos de la INNOVACIÓN. Parecía ser la palabra clave, casi mágica, como bálsamo de Fierabrás que según don Quijote todo lo enmienda. La Innovación como la herramienta para alcanzar el éxito que todos deseamos y buscamos.  Al teclear de nuevo con las palabras “internacional-Social- V Centenario-Magallanes-Elcano” la pantalla me mostró el objeto de mi búsqueda. Surgiendo, simultáneamente, la reflexión que me vino a la mente y deseo compartir con el paciente lector que me siga. Lo hago desde mi cómodo observatorio de retirado/jubilado, pero avalado por la experiencia de mis años en la Armada: LA TRADICIÓN; y otros tantos años desarrollando empresas de ideas nuevas: LA INNOVACIÓN. Actividades ambas, en las que aprendí como los mandos militares, o los directores de la empresa debían conducir los movimientos estratégicos de su organización con la misma habilidad que el conductor de una biga dirigesus dos caballos en la carrera del circo. Ya, el avisado lector, sabrá que esos dos caballos se llaman tradición e innovación.

En primer lugar les contaré que durante años, al dirigirme a mi trabajo, pasaba junto a la fachada norte del Casón del Buen Retiro en Madrid, y allí sobre el friso leía la solemne sentencia: todo lo que no es tradición, es copia. Reconozco que, después de tantos años, aún me sigue sacando una sonrisa. Porque me vienen a la memoria todos los intentos que a lo largo de los siglos esto se cumple, por eso  aparecen los reformistas, los regeneracionistas, los memorialistas, los novatores y muchos otros que bajo un nombre y un lema se afanan en cambiar las cosas, bien porque no les gustaba lo que había por viejo e ineficaz, bien porque lo que ellos proponían era la panacea que conducía al éxito. Por eso digo a los “adanistas”, los que creen que el mundo empezó ayer, cuando llegaron ellos, que la innovación es un deseo permanente de la humanidad. Siempre hubo innovadores, como siempre hubo conservadores, el problema es cuando uno pretende eliminar al otro, cuando a uno de los dos caballos le molesta el otro, entonces el carro puede volcarse y originar el desastre, el  buen mayoral debe conducir el tiro conjuntado de sus dos bestias.

La innovación apuesta por introducir la mejora en la eficacia y eficiencia  en la acción de los sistemas, la organización o los productos. Pero puede tener desvíos, que sin ser exhaustivo solo mencionaré alguno, como que la innovación solo sea un objetivo para la mejora del beneficio económico del innovador, soslayando los intereses de la sociedad y los individuos. Esto sería el predominio del monetarismo, o de la competitividad agresiva, como es el caso de muchos estándares de publicidad que vemos a diario.

La tradición, por su parte, es buena para dar estabilidad y seguridad, permite que personas y organizaciones tengan clara referencia de sí mismas y sepan cual ha de ser su comportamiento.  Pero también tiene sus peligros, como el inmovilismo, la pereza para cambiar, y la reacción intransigente con la consiguiente pérdida de la carrera de ser competentes (no competitivos).

Ambos modelos, tradición e innovación, bien acoplados van a proporcionar la fuerza y la materia de ser un buen carro tirado por dos buenos caballos.

El camino del emprendedor va a estar lleno de dificultades que, como las sirenas de Ulises, van a tratar de  engañarlo para que tome otros derroteros aparentemente más fáciles. A mi entender son tres los peligros a los que se enfrenta el innovador en estos tiempos. El primero el “adanismo”, que ya mencionamos, la opción de que todo hay que cambiarlo; ejemplo de esto son los partidos políticos cuando escogen sus lemas en referencia al cambio, lo anterior es malo, solo lo nuevo es bueno, sin más justificación que el cambio por el cambio. La segunda dificultad, es la aceleración de los tiempos, las 24 horas del día no son suficientes, hay una compulsión a conseguir los objetivos mercantiles sea como sea, por ello se crean los incentivos; es difícil sustraerse a la tentación del beneficio rápido, no siempre podemos llamar innovación a lo que es depredar, agotar y explotar ¿No hay acaso una pérdida de humanidad en todo esto?

Por último, el tercer aviso a los navegantes es lo que venimos oyendo hablar en medios y tertulias: el “cortoplacismo”. No puede haber proyecto innovador si no se está pensando en la herencia que les dejamos a las siguientes generaciones. Viene al caso contar aquí que el proyecto que AGNYEE presenta en este congreso, por las afinidades de innovación social, es hacer una réplica del viaje exploratorio y de circunnavegación de Magallanes y Elcano con el velero Pros, para mostrar al mundo de hoy como una idea innovadora, que tras no pocos esfuerzos y lágrimas, permitió que el Océano Pacífico fuese llamado durante casi trescientos años el “Lago Español”.  Un proyecto a largo plazo que empieza con Cristobal Colón que parte hacia las Indias Orientales, por la ruta del Oeste, llevando cartas de amistad de sus reyes  para el emperador de Cathay (China) y el de Cipango (Japón). No lo consiguió, pero empezaron muchas exploraciones menores para encontrar el paso hacia Las Indias Orientales bien por el Sur, por el Norte (el paso de Annan) o desde la costa mesoamericana, el objetivo de la corona era llegar al Este de Asia para establecer el comercio con aquella parte del mundo.Serán Magallanes y Elcano, treinta años más tarde, quienes consigan encontrar el camino y traer noticias de ello y las valiosas especias.  Todos los esfuerzos económicos y personales para establecer aquella comunicación se verán culminados años más tarde con Legazpi, al conquistar las islas Filipinas y con Urdaneta al encontrar la ruta del Tornaviaje por el Pacífico desde Asia. Lograrlo, fue un proyecto innovador a largo plazo, un hito en el avance de la humanidad en su devenir histórico, poniendo en contacto culturas y pueblos separados desde que un antropoide se irguió y se echó a andar y a innovar, a la vez que hacía tradición tras sus pasos.

Por eso cuando se mira el panorama por hacer, el que hay por delante para la innovación social, conviene mirar atrás, a la tradición de nuestros mayores, que no eran tontos ni ignorantes, ellos supieron poner los pilares del puente por el que nosotros avanzamos hacia el futuro.

Francisco Ruiz

Ex capitán de Fragata retirado y escritor.