Artículo Eduardo de Miguel

Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada.

La crisis sanitaria nos ha pillado desprevenidos.

Durante el periodo de confinamiento hemos escuchado sesudos debates y declaraciones sobre cuánto aprenderíamos de la pandemia, que la aprovecharíamos para analizar el impacto de nuestro comportamiento desenfrenado y promoveríamos una actividad humana más sostenible, coherente con la conservación, lo que nos sustenta y nos alimenta, la biodiversidad. Sobre esta base se hablaba también de diversificar nuestro modelo económico que sirviera, en paralelo, para recuperar modelos que aliviaran la crisis de la España despoblada.

Pasada la reclusión,el debate ha sido otro: cuándo se puede pasar a la barra del bar, cuándo puede haber público en los estadios de fútbol, si se iba a poder cumplir o no el calendario de la liga, cuándo podremos retomar un flujo de casi 80 millones de turistas al año, cuándo tendremos de nuevo 250.000 vuelos al día en todo el planeta o si tendremos o no cruceros este año. En definitiva, parece muy poca la voluntad de políticos y ciudadanía para debatir sobre futuras alternativas a nuestra actual estructura productiva.

Sin embargo, queda algo de inteligencia en la galaxia. En altas esferas de la Unión Europea tienen muy claro que el modelo actual no se sostiene, y que incluso la gran alternativa para la competitividad de la vieja Europa pasa por nuevos modelos de producción y servicios que aúnen conservación de la biodiversidad, calidad y diferenciación.

La Comisión Europea propone un Pacto Verde, el Green Deal, que incluye, entre otras, dos grandes estrategias fundamentales para España si las supiera aprovechar adecuadamente.

Por una parte, la Estrategia del Campo a la Mesa, From Farm to Fork, establece para 2030, entre otros objetivos, la reducción del uso de plaguicidas químicos en un 50% y alcanzar un 25% de superficie de cultivo bajo técnicas de agricultura ecológica.Por otra parte, la nueva Estrategia para la Biodiversidad 2030 establecerá zonas protegidas en, al menos, el 30 % del territorio europeo.

La Unión Europea prevé desbloquear 20.000 millones de euros anuales para la conservación de la biodiversidad a través de diversas fuentes, incluidos los fondos de la propia Unión y de financiación nacional y privada, y se deberán integrar en las prácticas comerciales consideraciones relativas a la evaluación del capital natural y a la biodiversidad.

España alberga la mayor biodiversidad de Europa Occidental. El 27% de nuestro país ya está declarada como Red Natura 2000. No podemos competir en muchos sectores industriales, pero tenemos que entender que la biodiversidad no es un castigo, sino que tenemos en ella una gran oportunidad económica.

Se estima que toda la Red Natura 2000 europea genera más de 170.000 empleos directos e indirectos en actividades de conservación de zonas protegidas con una inversión anual de 6.000 millones de euros para la gestión y la restauración de espacios.Se espera que las necesidades en materia de biodiversidad generen hasta 500.000 puestos de trabajo. Reforzar nuestra red de áreas protegidas supondría reforzar modelos de desarrollo, especialmente en áreas con graves problemas de despoblación, que coinciden con las de mayor valor natural. Por otra parte, la superficie en cultivo ecológico en España ha superado ya los 2,2 millones de hectáreas, la mayor de Europa, aunque el consumo de productos ecológicos se sitúa aún muy por detrás de la media europea.

El Congreso Internacional Innovación Social V Centenario Magallanes-Elcano será uno de los pocos espacios que tendremos en 2020 para poder proponer y debatir nuevas estrategias de desarrollo económico que superen el actual modelo insostenible y con poco recorrido. La Fundación Global Nature se siente privilegiada por formar parte de su Comité Técnico y poder aportar su experiencia en el campo de la conservación de la biodiversidad y de la agricultura sostenible.

Desde la Fundación Global Nature intentamos unir ambas estrategias. La gran baza de la competitividad de nuestra agricultura no reside en producir más por hectárea que Francia o Alemania, sino unir la imagen de biodiversidad con producciones sanas y sostenibles, algo en lo que sí somos una potencia. Como ejemplo, la conservación de las últimas poblaciones de aves esteparias europeas en grave peligro de extinción (sisones, avutardas, alcaravanes, etc.), depende del mantenimiento de los paisajes cerealistas donde se mantengan barbechos y rotaciones con leguminosas. Las poblaciones de aves carroñeras y de muchos hábitats de montaña, e incluso humedales, se mantienen gracias a la pervivencia de la ganadería extensiva

En base a estos beneficios para la biodiversidad, la Fundación Global Nature llega a acuerdos con agricultores locales para promocionar la plantación de leguminosas con figuras de calidad en zonas de la Red Natura 2000 designadas específicamente para la conservación de este tipo de aves, exportándolas en base a criterios de conservación de biodiversidad. La diversificación de cultivos junto con una producción ecológica certificada y el pago de precios justos favorecen la recuperación de estas poblaciones de aves amenazadas y sientan un modelo agrícola basado en la calidad, en el respecto medioambiental y en la diferenciación.

En paralelo, se trabaja con ganaderos para recuperar el pastoreo de humedales de ambas mesetas y de la costa valenciana, lo que permite eliminar exceso de carrizo y la recuperación de los ciclos de materia orgánica y de aves insectívoras.

Ya son más de 460 el número de acuerdos con agricultores y ganaderos firmados por la Fundación, sobre una superficie que supera las 24.000 ha. En paralelo, se trabaja con denominaciones de origen, cooperativas, bodegas, almazaras y con grandes grupos alimentarios para la inclusión de criterios de biodiversidad en sus estrategias de aprovisionamiento sostenible.

Muchos importadores de productos ecológicos exigen y pagan, criterios de conservación de fauna y flora que complementen, criterios que van más allá de la calidad artesanal o de la producción ecológica.

En definitiva, muchos opinan que la biodiversidad nos ha caído como un castigo, pero como dice el dicho “si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada”…

Eduardo de Miguel Beascoechea

Director de la Fundación Global Nature.