Artículo Adolfo Borrero

Lo haremos.

Estado de alarma, nueva normalidad, emergencia sanitaria…., son expresiones con las que nos hemos acostumbrado a convivir en apenas seis meses, y quizás entren en la dimensión que hace sentir más preocupación a cualquier profesional de la educación.

Limitación de contactos, higiene de manos, higiene respiratoria, planes reforzados de limpieza y desinfección, gestión de casos …., se han abierto paso ante otras expresiones como teletrabajo o educación a distancia, que en un proceso de aceleración sin precedentes, han pasado a formar parte del vocabulario profesional de los que vivimos la vocación de esas faenas del aprender y del enseñar.

Y a regañadientes, con horas de insomnio, de ansiedad, todos sabemos que los profesionales de la educación volveremos a dar la talla. Me atrevo a decir que aún un poco más allá. Que lograremos hacer sitio en ese diccionario de las emergencias nuevos vocablos que serán, a la postre, los que vuelvan a dar sentido a tanta mascarilla, hidrogel, a tanta prevención, a tanto palparnos la ropa.

Porque,  por encima de todo esto,  seremos capaces de  circunnavegar el coronavirus, haciendo de esa empresa una aventura de inclusión educativa. Como aquella flota de gente diversa unida más que por lo que eran -que eran de mil y un lugares- por donde querían ir juntos

Y queremos darle la vuelta a todo esto haciendo nuestros centros seguros de una forma horizontal, en donde toda una comunidad educativa sea capaz de dar sentido a lo colectivo activándonos en todas aquellas cosas que debemos hacer de forma responsable para que nuestra salud, la de nuestros alumnos, la de nuestros hijos e hijas sea lo primero. Construiremos ese sistema de defensas, y nos lo contaremos: informaremos, comunicaremos esa carta de navegación, tozudamente técnica, tan extraña a nuestra formación.

A continuación, haremos un inventario de nuestra gente más importante, haremos la lista de la inclusión, desde las vulnerabilidades, y pondremos por delante a quienes menos capacidades, menos apoyos, menos equilibrio tengan.  Y los pondremos como la bandera inclusiva, para que nos señalen el camino. Para poder estar seguros -SEGUROS- de que no dejamos a nadie atrás.

Y esa carta de navegar ya será educación de la de verdad: y nos contaremos cómo salir de esta desde las normas de la prevención. Desde cómo ser competentes emocionalmente a partir del reconocimiento del otro y la empatía. Desde la conciencia y regulación de nuestras emociones más auténticas. Desde la argamasa de lo colaborativo.

Haremos de nuestras escuelas espacios seguros y saludables. Lo haremos. Y ricos emocionalmente hablando. Haremos de las escuelas espacios inclusivos para los que menos pueden, pero que con nosotros llegarán a puerto los primeros. Y sabremos cómo hacerlo. Lo haremos.

 Porque estamos trabajando como siempre, y estamos viviendo nuestra misión como nunca. Muchas cosas las sabremos una vez hayamos terminado la faena. Cuando hayamos hecho el último recuento y apenas nos falte nadie en las aulas, en las tareas. Cuando volvamos a ver a las familias de nuevo por las calles. Cuando veamos a las abuelas y a los abuelos disfrutar de lo cotidiano como la mejor manera que encontramos de darles las gracias y devolverles lo que nos dieron con su esfuerzo de toda una vida.

Entonces lo habremos hecho. Lo habremos vuelto a hacer. Conseguiremos circunnavegar el coronavirus. Y nos sentaremos y miraremos hacia atrás. Y sabremos, que como aquel colectivo de gentes a la mar, unidos por aquello que quizá los separaba (qué lindo eso de la diversidad) unidos no por el de dónde veníamos, sino por el lugar al que queríamos ir juntos, ….sabremos entonces (disculpen que vuelva sobre el sabremos, pero es que lo sabremos) que eso se llamará una gesta.

Una hazaña colectiva, el  resultado social de cuando las personas se suman a las personas de manera inclusiva para multiplicar el beneficio colectivo de lo que es necesario.

 Quizá entonces seamos conscientes de que eso habrá sido innovar socialmente. Y que salir de ésta necesitará de más capacidad consciente de sentarnos a imaginar – innovar juntos (social, inclusivamente) cómo darle la vuelta a las cosas, o circunnavegar todos los coronavirus, los gigantes o los molinos que nos hayan de venir.

Adolfo Borrero Zapata

Experto en Educación Inclusiva.